lunes, 25 de enero de 2010

Invierno


Hoy ya no tengo palabras. En un abrir y cerrar de ojos se acabó todo. El verano se había ido y sólo se observaban algunos vestigios del otoño, una que otra hoja seca medio molida tirada en el suelo, pero un frío propio del invierno. Las calles vacías, otra señal... y quienes las habitan corren, para protegerse de la lluvia, para abrigarse en sus hogares, y nadie mira a nadie, nadie te mira, nadie me mira.

Sentado en una banca, pasmado por el súbito cambio me quedo sin habla, vacío, como tantas veces quise, y ahora, lo aborrezco. Era feliz con los calores, con los paseos y los viajes furtivos, quemándome la cara, bebiendo de las frutas prohibidas, sintiendo lo que no debía sentir, y de repente, de un parpadeo lo perdí todo... empezaba a ser un buen verano y ya es invierno.

Tengo mucho frío, demasiado. Mis calles están vacías, me deprimen, al igual que la pequeña ilusión de un verano, porque digámoslo, siempre es invierno en nuestras vidas.

1 comentario:

  1. Uf! y a mi que me gusta tanto el invierno, hacer todas esas cosas que la gente aborrece (como llegar empapado a la casa o abrigarse exageradamente eliminando el estereotipo estilístico). Pasear horas por el centro, ese centro nublado por los vapores que provienen de la transpiración y la brisa de la lluvia. Esa lluvia que me impregna el poncho y hace que tenga olor a perro mojado. Y sí, me encanta ese aroma y por eso lo sigo usando (bueno y también porque abriga mucho la cosa esa).

    En fin, un gusto leerte y que me acuerdes del invierno (aunque no de una forma directa).

    Nos vemos.

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